Cautiva
Una herida mortal sin arma blanca
como flecha mi pecho atravesaba
y al caer en mi mente resonaba
cruel falacia que a la verdad desbanca.
Fue horrible recibir la puñalada
de ese rayo traidor que me cautiva.
Hoy me siento morir aunque esté viva
y mañana, quizás enamorada.
Sonreiré a la vida positiva,
despertaré de nuevo ilusionada;
olvidaré la pena destructiva…
Elvira Sierra
(Octubre 2011)
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