Una luz entre la nada
No niegues el derecho de llorarte
que la herida en mi pena se hizo llaga.
Pasa el tiempo; el dolor no se rezaga,
mas, ni así me es posible el olvidarte.
Tú insistes vehemente en rebelarte
y en el fondo eso es algo que me halaga,
mis temores se expanden como plaga,
me vacían; no hay nada para darte.
No digas que me fui, si tú te fuiste
mucho antes a buscar otra alborada
sin reparar en nada, ¡te perdiste!
No sé si curará la puñalada,
sólo siento el dolor, me quedo triste
esperando una luz entre la nada.
Elvira Sierra
(Febrero 2013)
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