Pedazos alunados
Se llamaba tristeza, y Elvira antes…
unas veces dolor, otras Lucía,
también se la nombró con el María
y muchas otras gracias elegantes.
Soledad la llamaron sus amantes.
Amaba sin amor, pura apatía
y bajo su piel gotas de elegía
enmohecían todos los instantes.
Tuvo un sur en sus sueños destrozados
y la estrella volvió a marcarle el norte...
recogió sus pedazos alunados.
Desanduvo lo andado sin que importe
cuánto de ella perdió con los traslados;
nada le queda aquí que la conforte.
Elvira Sierra
Julio 2014
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