Sabías que te irías
En los últimos días,
tu voz tenía
el color de un oscuro desconsuelo,
de los jardines agostados
que añoran a su jardinero...
Sabías que te irías;
sabías que te irías sin quererlo
y pensaste guardar mi vida en trozos,
raptarla en tu pañuelo,
como un tesoro oculto y escondido.
En él llevabas todas mis palabras,
las sonrisas, y una íntima caricia.
Tenías semi oculta la tristeza
del adiós, la pena del destierro,
una huida en caballo de cartón
y la duda infantil del desacierto.
Preferiste el ahora;
la inmediatez del que se siente viejo…
ganándole el pulso a los días,
exprimiendo las horas en momentos.
En los últimos días,
tu voz tenía
el color de un oscuro desconsuelo,
de los jardines agostados
que añoran a su jardinero...
Sabías que te irías;
sabías que te irías sin quererlo
y pensaste guardar mi vida en trozos,
raptarla en tu pañuelo,
como un tesoro oculto y escondido.
En él llevabas todas mis palabras,
las sonrisas, y una íntima caricia.
Tenías semi oculta la tristeza
del adiós, la pena del destierro,
una huida en caballo de cartón
y la duda infantil del desacierto.
Preferiste el ahora;
la inmediatez del que se siente viejo…
ganándole el pulso a los días,
exprimiendo las horas en momentos.
Elvira Sierra
Julio 2014
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