La tumba del amor
(Sextina)
A veces, cuando muere nuestro Amor,
corremos a abrazarnos al olvido,
guardamos bajo llave la ternura,
nos recubre la piel el abandono
cesando de latir el corazón
que conduce, tal vez, al extravío...
Son tan largas las noches de extravío
cuestionando la muerte del Amor
que acaba congelado el corazón
tiritando de frío ante el olvido;
él se niega a dejar en abandono
a las frágiles flores de ternura.
Los trémulos botones de ternura
temen el frenesí del extravío;
unidos al dolor del abandono
reproducen la herida del Amor
sin encontrar consuelo en el olvido,
ni darle un armisticio al corazón.
Infortunio que llaga el corazón
carente de una gota de ternura
y le aleja obcecado del olvido
presentando batalla al extravío
que rechaza el entierro del amor;
no comprende el porqué del abandono.
Con tiempo se mitiga el abandono,
más trabajo le cuesta al corazón
que sangra por la afrenta del Amor.
Permanece escondida la ternura
que le ruega se calme al extravío;
solloza suplicándole al olvido.
No siempre comparece el cruel olvido,
ni logras superar el abandono;
se convierte en locura el extravío,
se amuralla con piedra el corazón...
enterrando por siempre a la ternura
en la fosa vacía del Amor.
La tumba del Amor es el olvido;
convierte la ternura en abandono,
condena al corazón al extravío.
Elvira Sierra
Junio 2014
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