Achares
Una hoguera de celos me consume,
avivada con leños de amargura.
¡Qué utopía, olvidar tal desventura
cuando vivo aspirando su perfume!
Está herido el corazón y no asume
que la pira se atiza con ternura,
se calcinan los sueños, la dulzura,
evitando que mi dolor se esfume.
Al final, ni una lágrima derramo,
consigo mantenerme equilibrada
opacando el silencio a mi reclamo.
Me vacío al sentirme abandonada,
más allá de mis achares, yo te amo.
Recelosa sí, ¡pero enamorada!
Elvira Sierra
(Septiembre 2011)
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