Otro día
Se han marchado dos lunas de mis ojos
cansadas de esperar por mi alegría.
Con ellas, enfadadas, de su mano
van... mi clave de sol, y mi armonía.
No permanece nada, todo escapa
ni me visita ya la fantasía;
nada espera, ni nada persevera.
Sola y sin esas lunas, ¡qué agonía!,
sin ver amanecer, ni el mar azul…
sin ver amanecer, ni el mar azul…
Aún nos queda en el pecho, alma mía,
la rosa que palpita enamorada
y ensalma al corazón con poesía.
Una luz de esperanza se esclarece;
mañana llegará, ¡será otro día…!
Elvira Sierra
Abril 2014
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