Cuando amanece...
Se ha cegado la niña de mis ojos
de tanto contemplar el horizonte;
los azules y rojos de mi norte,
el fuego de su ocaso silencioso.
La mirada encendida desde el orto.
Sus pupilas anhelan frescas noches;
arden llenas de fuegos interiores.
Níveas lunas calman el dolor...
Fanales apagados que no lucen,
escondidos se ocultan de la gente.
Vagan en soledad, no se descubren.
Es, cuando llega esa hora en que amanece...
la sangre helada templa, y me seduce
una llama de amor para ofrecerte.
Elvira Sierra
Junio 2015
El amor se enciende en tus letras,, bonito poema, Besos
ResponderEliminarHay horas en las que las ausencias se acrecientan.... Besos
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